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¿Cuáles son las dimensiones de la cohesión social?

COHESIÓN SOCIAL

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¿CUÁLES SON LAS DIMENSIONES DE LA COHESIÓN SOCIAL?

La cohesión social debe ser analizada en relación a diversas dimensiones analíticas como la igualdad económica, la integración e inclusión social, la participación social, el capital social y los vínculos sociales. Hay que tener cuidado porque suele confundirse con algunos de esos conceptos pero no son lo mismo. Ideas como la integración, el capital social, la ética social o la no marginación son diferentes de la cohesión. Todos estos elementos ayudan a conocer cómo se construye una sociedad cohesionada pero no son la cohesión en sí misma. Revisa la imagen que te ponemos aquí y verás las diferencias de manera muy clara entre exclusión, segregación, integración e inclusión.

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE EXCLUSIÓN, SEGREGACIÓN, INTEGRACIÓN E INCLUSIÓN SOCIAL?

IGUALDAD ECONÓMICA

La cohesión social requiere de cierto nivel de igualdad económica de las personas que conforman la comunidad. Pero, ¿qué significa eso?

La igualdad económica se refiere a una situación en la cual todas las personas tienen un ingreso básico, acceso mínimo a recursos así como también bienes y servicios que necesitan para estar en condiciones de vivir una vida digna. En todas las sociedades, antiguas y modernas, ricas y pobres, siempre han existido -y existen- desigualdades de riqueza entre las personas. En las democracias, estas desigualdades se pretenden reducir a partir de una serie de políticas públicas, como los impuestos, los servicios públicos y los programas sociales.

A través de los impuestos todas las personas contribuimos a que el gobierno tenga recursos para realizar sus tareas, como proveer la seguridad, atender la salud de la ciudadanía o construir los caminos. Generalmente, se considera que las personas que tienen mayores recursos deben aportar en mayor medida a esa bolsa común. De ahí se financian los servicios públicos como los servicios sociales, de salud y de educación, a través de los cuales el Estado garantiza que todas las personas tengan la oportunidad de cubrir esas necesidades esenciales. Asimismo, a través de los programas sociales, se transfieren los recursos hacia las personas que no tienen lo suficiente para satisfacer sus necesidades más básicas, como la comida, la vivienda o la vestimenta, entre muchos otros.

Con todo ello se pretende reducir las desigualdades existentes entre las personas. Eso es importante, porque las desigualdades resultan dañinas para las sociedades. Ya vimos un poco de eso en el primer módulo, cuando hablamos de la importancia de cierto grado de igualdad social y económica para la supervivencia de la democracia. Pero no sólo la democracia está afectada por desigualdades excesivas. En las sociedades desiguales, las consecuencias de la pobreza y falta de oportunidades no sólo destruyen a las instituciones, sino que impactan en la vida de cada uno de nosotros.

Quienes viven en condiciones de pobreza, no tienen las mismas oportunidades para desarrollar su potencial intelectual y sus talentos, lo que les impide crecer como personas y realizar sus sueños. No pueden recibir tratamiento en caso de alguna enfermedad, lo que afecta negativamente su calidad y expectativa de vida. Con frecuencia están más expuestos a la violencia y otros factores de estrés que, a su vez, perjudican sus capacidades de desarrollo personal. Como podemos ver, la pobreza y la desigualdad son un problema de derechos humanos. 

Si la desigualdad económica es tan mala, ¿por qué no se elimina? ¿Por qué sigue habiendo personas que viven en la pobreza? ¿Por qué algunos países son ricos y otros pobres? 

Estas preguntas han buscado ser respondidas desde la Ciencia Política, la Economía y la Sociología, las cuales quieren entender las razones que hay detrás de esas estructuras sociales. Entre las posibles explicaciones de la riqueza o la pobreza, de la igualdad o la desigualdad de los países se han señalado al clima (apuntando que en lugares muy calurosos las personas no tienen condiciones para trabajar con la misma eficiencia que en los de clima templado), la religión (considerando que el protestantismo fomenta la cultura emprendedora más que otras religiones), o a la cultura (apuntando que algunos países tienen rasgos culturales que apoyan el esfuerzo y valoran el éxito más que otras). Sin embargo, ninguna de estas explicaciones es válida en términos generales o para todos los casos. Uno revisa los países y las épocas y para todas esas explicaciones podemos encontrar excepciones. 

HOW ECONOMIC INEQUALITY HARMS SOCIETIES

Richard Wilkinson. TEDTalk. Julio de 2011. 16’40’’.

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Debido a ello los académicos y académicas siguen buscando otras explicaciones, más objetivas y que pudieran aplicarse, de manera general, a todos los países. Así surgió la propuesta de Daron Acemoglu y James Robinson, quienes creen que el diseño institucional y las normas legales que rigen la vida política y económica de las sociedades son responsables de los niveles de riqueza e igualdad. Entre otros casos, analizan la ciudad de Nogales, dividida por la frontera entre Sonora en México y Arizona en los Estados Unidos. La parte estadounidense de Nogales es más próspera, con menores niveles de pobreza, desigualdad y exclusión que su contraparte mexicana.

Acemoglu y Robinson creen que ello se debe al grado de inclusión de las instituciones políticas y económicas, que resulta ser muy diferente entre los Estados Unidos y México. Su argumento es que las instituciones incluyentes, que involucran a grandes partes de la sociedad en la toma de decisiones, respetan el Estado de derecho y generan incentivos y apoyos para que las personas desarrollen sus talentos y creatividad y sean recompensadas por ello. Es decir, las instituciones generan reglas de juego para la sociedad que son claras, objetivas, aplicables a todas las personas y que no pueden ser alteradas en beneficio de unos cuantos.

Debido a ello los académicos y académicas siguen buscando otras explicaciones, más objetivas y que pudieran aplicarse, de manera general, a todos los países. Así surgió la propuesta de Daron Acemoglu y James Robinson, quienes creen que el diseño institucional y las normas legales que rigen la vida política y económica de las sociedades son responsables de los niveles de riqueza e igualdad. Entre otros casos, analizan la ciudad de Nogales, dividida por la frontera entre Sonora en México y Arizona en los Estados Unidos. La parte estadounidense de Nogales es más próspera, con menores niveles de pobreza, desigualdad y exclusión que su contraparte mexicana.
Acemoglu y Robinson creen que ello se debe al grado de inclusión de las instituciones políticas y económicas, que resulta ser muy diferente entre los Estados Unidos y México. Su argumento es que las instituciones incluyentes, que involucran a grandes partes de la sociedad en la toma de decisiones, respetan el Estado de derecho y generan incentivos y apoyos para que las personas desarrollen sus talentos y creatividad y sean recompensadas por ello. Es decir, las instituciones generan reglas de juego para la sociedad que son claras, objetivas, aplicables a todas las personas y que no pueden ser alteradas en beneficio de unos cuantos.

En estas condiciones, las personas pueden tomar mejores decisiones sobre cómo actuar, por ejemplo, sobre elegir una carrera, poner un negocio o invertir. Cuando las reglas son justas y predecibles, la actividad económica de las ciudadanas y ciudadanos se fomenta y genera mayores ganancias. De esta manera, afirman Acemoglu y Robinson, se construye el bienestar.

Donde las instituciones están controladas por una élite reducida, que las usa para su beneficio explotando al resto de la sociedad, la pobreza y la desigualdad son inevitables. Cuando el gobierno es corrupto o tolera las actividades ilícitas, se vuelve altamente riesgoso y costoso tener un negocio o invertir. Las personas pueden evitar hacerlo, o pueden ver sus ganancias disminuidas de manera importante, al verse obligados a participar en las redes de corrupción o extorsión. En estas condiciones, la actividad económica deja de ser atractiva para la mayoría, en especial para los negocios pequeños y medianos que son el motor de las economías locales. En ese contexto, las instituciones no incluyentes benefician a unos cuantos e impiden que la riqueza generada sea distribuida entre un mayor número de participantes.

TASAS DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA, Y PERSONAS EN SITUACIÓN DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA, 2002-2018

Comisión Económica para América Latina y el Caribe. CEPAL. 2019. Panorama Social de América Latina, 2018 LC/PUB.2019/3-P, Santiago, Naciones Unidas, p. 20.

¿Qué hacer ante ello? ¿Cómo generar que la riqueza pueda ser compartida por todas y todos? La respuesta de Acemoglu y Robinson apunta claramente a la necesidad de generar un diseño institucional que permita a las personas desarrollar sus talentos y su creatividad, generando riqueza para sí mismas y para los demás. Y ¿cómo generar esas instituciones? Aquí la respuesta nos regresa a los temas que vimos en los Módulos 1 y 2 del #FaroDemocrático, cuando analizamos el poder de la democracia y la capacidad de la ciudadanía para definir el rumbo de su sociedad. Las sociedades de América Latina se caracterizan por altos niveles de pobreza y desigualdad social. En la lógica de Acemoglu y Robinson, ello significa que nuestras instituciones no generan incentivos adecuados para generar el bienestar para todas y todos y eso limita la cohesión social.

Para cambiar la situación de pobreza, de desigualdad económica y de exclusión, todas y todos debemos conocer y aprovechar los mecanismos que nos ofrece la democracia, para elegir y controlar a nuestros representantes, y para participar activamente en la toma de decisiones así como también en la solución de los problemas de nuestras sociedades. El sociólogo español Ludolfo Paramio alertaba en 2010 precisamente sobre las dificultades

de los países de América Latina para desarrollar programas socialdemócratas que permitieran agrupar a las clases medias, a los trabajadores y a los sectores marginados. Paramio sostenía que la competencia de las propuestas personalistas y plebiscitarias en torno a diversos líderes presentes en algunos países de la región complicaba aún más la situación, aunque sólo fuera porque éstas ofrecían argumentos a los sectores conservadores para intentar poner de su lado a las clases medias, presentando como una amenaza cualquier propuesta de redistribución y de mayor (y mejor) intervención del Estado.

TASAS DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA, Y PERSONAS EN SITUACIÓN DE POBREZA Y POBREZA EXTREMA, 2002-2018

Comisión Económica para América Latina y el Caribe. CEPAL. 2019. Panorama Social de América Latina, 2018 LC/PUB.2019/3-P, Santiago, Naciones Unidas, p. 20.

¿Qué hacer ante ello? ¿Cómo generar que la riqueza pueda ser compartida por todas y todos? La respuesta de Acemoglu y Robinson apunta claramente a la necesidad de generar un diseño institucional que permita a las personas desarrollar sus talentos y su creatividad, generando riqueza para sí mismas y para los demás. Y ¿cómo generar esas instituciones? Aquí la respuesta nos regresa a los temas que vimos en los Módulos 1 y 2 del #FaroDemocrático, cuando analizamos el poder de la democracia y la capacidad de la ciudadanía para definir el rumbo de su sociedad. Las sociedades de América Latina se caracterizan por altos niveles de pobreza y desigualdad social. En la lógica de Acemoglu y Robinson, ello significa que nuestras instituciones no generan incentivos adecuados para generar el bienestar para todas y todos y eso limita la cohesión social.

Para cambiar la situación de pobreza, de desigualdad económica y de exclusión, todas y todos debemos conocer y aprovechar los mecanismos que nos ofrece la democracia, para elegir y controlar a nuestros representantes, y para participar activamente en la toma de decisiones así como también en la solución de los problemas de nuestras sociedades. El sociólogo español Ludolfo Paramio alertaba en 2010 precisamente sobre las dificultades de los países de América Latina para desarrollar programas socialdemócratas que permitieran agrupar a las clases medias, a los trabajadores y a los sectores marginados. Paramio sostenía que la competencia de las propuestas personalistas y plebiscitarias en torno a diversos líderes presentes en algunos países de la región complicaba aún más la situación, aunque sólo fuera porque éstas ofrecían argumentos a los sectores conservadores para intentar poner de su lado a las clases medias, presentando como una amenaza cualquier propuesta de redistribución y de mayor (y mejor) intervención del Estado.

EN RESUMEN

  • La cohesión social requiere de igualdad económica, es decir, que todas las personas tengan un ingreso básico, así como acceso a recursos, bienes o servicios, que les permitan vivir una vida digna.
  • Las sociedades de América Latina se caracterizan por altos niveles de pobreza y desigualdad social.
  • El diseño institucional y las normas legales que rigen la vida política y económica de las sociedades son responsables de los niveles de riqueza e igualdad. Por lo tanto, un diseño institucional que permita a las personas desarrollar sus talentos y su creatividad, genera riqueza para sí mismas y para las demás personas.

INTEGRACIÓN SOCIAL

El concepto de la integración social es otro de los que tiene su origen en las aportaciones de Émile Durkheim. Este sociólogo francés observaba la transición de las sociedades tradicionales hacia la modernidad y estaba preocupado por comprender qué elementos permitían que esas sociedades se mantuvieran unidas. Su idea de integración social se refiere a que en tanto las personas comparten los mismos valores, normas y creencias que dominan en la sociedad, la sociedad se convierte en una autoridad moral frente a todas las personas que la integran.

En otras palabras, se trata de que las personas que viven en una sociedad compartan una serie de valores, una manera más o menos similar de pensar la vida, un mismo idioma, los símbolos o las tradiciones. Por ejemplo, México es un país muy diverso: las personas que viven en el norte, en el centro o en el sur del país suelen tener casas distintas, hablan con diferentes acentos o usan ropa distinta. Sin embargo, hay cosas que nos unen: todas y todos respetamos la bandera y nos conmovemos cantando el himno nacional, celebramos el 15 de septiembre y estamos orgullosos de nuestra gastronomía (que definitivamente es una de las mejores del mundo). Esto es lo que nos da identidad y nos hace sentir parte de nuestra comunidad.

No se trata de borrar las diferencias entre las personas; sabemos que la pluralidad y la diversidad son fundamentales y altamente valoradas en las sociedades democráticas pero lo importante es que, al mismo tiempo que tenemos diversidad, las personas compartan algo más que les haga sentir que pertenecen a esa comunidad. Precisamente a eso se refiere Durkheim.

Parecen ser cosas sencillas, sin embargo, no siempre es así. Piensa, por ejemplo, en las personas migrantes. Cuando uno deja su lugar de nacimiento y se traslada a vivir (temporalmente o permanentemente) a otro lado (a otro país, otro estado u otra ciudad), te das cuenta de muchas diferencias frente a tu lugar de origen. Ante ello, tendrás que adaptarte a otras tradiciones, sabores, acentos y modismos, a otras personas y maneras de vivir. En algunos lugares, al conocer a alguien o al saludar, darás un beso (como aquí en México), en otros dos (uno en cada cachete) (como en España), en otros tres (como en Rusia), en muchos sólo la mano o incluso sólo un movimiento afirmativo con la cabeza (como en Alemania) o sólo con una reverencia (como en Japón), ya que hay lugares donde a la gente no les gusta mucho el contacto físico con desconocidos.

GLOBALIZANDO LO LOCAL, LOCALIZANDO LO GLOBAL

Sheika Al Mayassa. TEDTalk. 2010. 10’39’’.

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SABÍAS QUE…

En sociedades donde hay una fuerte inmigración, las políticas de integración social pueden ser claves para evitar la exclusión social de las personas migrantes. Por ejemplo, las administraciones públicas pueden destinar un porcentaje del presupuesto a diseñar políticas que tengan en cuenta la primera acogida, el acceso a la vivienda, la inserción laboral y la educación. Los políticos y las políticas pueden hacer pedagogía también para desterrar la creencia de que el inmigrante supone un gasto para el erario público.

SABÍAS QUE…

En sociedades donde hay una fuerte inmigración, las políticas de integración social pueden ser claves para evitar la exclusión social de las personas migrantes. Por ejemplo, las administraciones públicas pueden destinar un porcentaje del presupuesto a diseñar políticas que tengan en cuenta la primera acogida, el acceso a la vivienda, la inserción laboral y la educación. Los políticos y las políticas pueden hacer pedagogía también para desterrar la creencia de que el inmigrante supone un gasto para el erario público.

Con el tiempo, tu manera de hablar y de comportarte irá cambiando; mantendrás algunas costumbres antiguas y adoptarás otras tantas nuevas, hasta que, algún día, el nuevo lugar se volverá tu casa. No se trata de que abandones por completo tu propia cultura ni tus tradiciones, pero sí de que aceptes las normas, las leyes y los valores de tu nueva comunidad. También puede ser necesario que renuncies a algunas costumbres antiguas que son incompatibles con los valores de la sociedad en la que vives, con la intención de integrarte a esta nueva manera de ver las cosas. No se trata tampoco de que reniegues de lo que eres. Seguramente en algún momento sentirás que no eres de aquí ni de allá o, por el contrario, tendrás la sensación de que eres de ambos lados y que, por tanto, tienes dos casas.

Esta transformación ilustra lo que significa la integración social, que podemos entender como un proceso en el cual las personas adaptan los valores, normas y creencias propias de la comunidad en la que viven. Qué tan efectivo, rápido y sencillo sea este proceso depende no sólo del individuo, sino también de la propia sociedad. Hay comunidades abiertas, que fácilmente aceptan a las personas nuevas y/o diferentes, y hay otras que optan por aislarlos o rechazarlos. En las sociedades democráticas, donde se valora la diversidad y la pluralidad, los gobiernos tienden a desarrollar políticas públicas que contribuyan a generar pautas culturales y mecanismos que faciliten la integración social.

SABÍAS QUE…

En Suecia y Dinamarca las personas migrantes que llegaron en la década de los 1990 obtuvieron viviendas en las mismas colonias, que se convirtieron en enclaves de migrantes. En aquella época parecía que vivir “con los suyos” iba a ayudarles a adaptarse al nuevo entorno, pues podían mantener una fuerte red de apoyo. Sin embargo, con el tiempo, resultó que este tipo de enclaves dificultan la integración a largo plazo, reduciendo el contacto con la población no migrante y dificultando la generación de vínculos entre las personas de diversos grupos sociales.

Hoy ambos países están adoptando nuevas políticas públicas encaminadas a desmantelar los enclaves y fomentar la integración de las segundas generaciones de migrantes.

El concepto de integración social se aplica no sólo a las personas que viven en situación de migración, sino a cualquier miembro de la comunidad. La integración pretende generar condiciones adecuadas para que las personas puedan desarrollar sus capacidades e intereses, mediante su aceptación como parte de una comunidad. Por ello, podemos encontrar políticas públicas encaminadas a fomentar la integración social de las personas que tienen alguna discapacidad o que se encuentran en situación de vulnerabilidad como por ejemplo las personas en situación de pobreza, en situación de calle, las personas de las comunidades indígenas y/o afros, entre otras.

EN RESUMEN

  • La integración social es un proceso en el cual las personas adaptan los valores, normas y creencias propias de la comunidad en la que viven. 
  • Para Durkheim, la integración social se hace posible cuando las personas que viven en una sociedad comparten los mismos valores, normas y creencias y cuando la sociedad misma se convierte en una autoridad moral frente a las personas. 
  • La integración social no busca borrar las diferencias que existen entre las personas. De hecho, la pluralidad y la diversidad son muy importantes en las democracias. Lo que se busca es que las personas tengan elementos en común que haga sentir que pertenecen a una comunidad.

INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL

Cuando analizamos una sociedad o comunidad, en especial, la capacidad o las posibilidades que tienen las personas de participar en la vida política, económica, social y cultural, podemos notar que hay personas y grupos que están excluidos de esas oportunidades. Sólo tenemos que mirar por la ventana para ver y entender que aun cuando las Constituciones y las leyes digan que todos y todas tenemos las mismas oportunidades, en la práctica existen grandes asimetrías entre las posibilidades y capacidades de las personas pertenecientes a diversos grupos en cuanto al acceso a los recursos y bienes materiales (trabajo, dinero o propiedades) y simbólicos (poder, prestigio o respeto).

SABÍAS QUE…

El concepto de exclusión social surgió en Francia para describir una ruptura de los lazos sociales característicos de esa sociedad. Dicen que lo creó René Lenoir, entonces Secretario de Estado de Acción Social en el gobierno de Jacques Chirac, con su libro “Les exclus: un Français sur Dix,” publicado en 1974, en el que señalaba que en ese momento al menos el 10 por ciento de la población francesa vivía al margen de la red de seguridad social pública basada en el empleo (discapacitados, ancianos, niños que sufren abusos, toxicómanos, entre otros).

En la década de 1980 se popularizó el concepto para referirse a los sectores desfavorecidos y afectados por nuevos problemas sociales (desempleo, guetos, cambios en la estructura familiar), a los cuales las viejas políticas del Estado del bienestar no daban respuestas adecuadas

(Pérez de Armiño y Eizagirre, 2019).

También podemos observar algunas paradojas: hay cada vez mayor acceso a la educación, pero las oportunidades laborales no crecen; hay mayor acceso a la información, pero menor acceso al poder o a los órganos de decisión; hay mayor respeto de los derechos civiles y políticos, pero no a los económicos y sociales. O, al menos, los beneficios no se distribuyen de manera similar entre todas y todos quienes integramos la sociedad. Cuando las personas tienen dificultades de acceder a derechos, a bienes o a espacios de la vida común decimos que hay exclusión social. Se trata de un fenómeno que afecta los derechos de las personas y su autonomía y que también erosiona al sistema democrático. Ante ello, los gobiernos pretenden, a través de diversas decisiones y políticas públicas, revertir este fenómeno y lograr una mayor inclusión social, es decir, generar condiciones para que todas y todos puedan participar en la sociedad.

Una sociedad con altos niveles de exclusión social, como puedes imaginar, funciona mal y no se trata sólo de personas en condición de pobreza las que hacen que una sociedad tenga altos niveles de exclusión. Excluidos sociales no son sólo las personas en situaciones de precariedad sino también las personas sin techo, las personas ancianas que viven solas, quienes no pueden acceder a un salario digno, los que carecen de derechos políticos y sociales (como los las personas en situación de migración sin papeles) e incluso quienes viven en zonas marginadas sin servicios básicos (como en las favelas o en las villas miserias).

Pensar que sólo las personas en condiciones de pobreza son las excluidas sería pensar que la exclusión es unidimensional, es decir, que sólo se observa en un ámbito. Esto no es así. Se trata de entender a la exclusión como una cuestión multidimensional, que afecta negativamente a diferentes aspectos del desarrollo humano, es decir, al proceso a partir del cual una sociedad debe mejorar las condiciones de vida de las personas que la integran.

SABÍAS QUE…

La exclusión social es la falta de participación de segmentos de la población en la vida social, económica y cultural de sus respectivas sociedades, a raíz de la carencia de derechos, recursos y capacidades básicas que hacen posible una participación social plena.

Las dimensiones básicas de la exclusión social podríamos desglosarlas básicamente así:

  • La privación económica, que tiene que ver con el acceso insuficiente a los ingresos en relación con el contexto, empleo inseguro, falta de acceso a los recursos materiales. 
  • La privación social, la que está relacionada con la ruptura de los lazos sociales o familiares que son fuentes de capital social y de mecanismos de solidaridad comunitaria, marginación de la comunidad, alteración de los comportamientos sociales e incapacidad de participar en las actividades sociales (por ejemplo, las personas con escasos ingresos se ven obligadas a disminuir sus relaciones sociales), deterioro de la salud, entre otros. 
  • La privación política, que tiene que ver con la carencia de poder, la dificultad o incapacidad de participar en las decisiones públicas (por ejemplo, en EE.UU. se ha comprobado que cuanto menor es el nivel socioeconómico de las familias la participación política disminuye).

        Fuente: De Haan y Maxwell (1998:3).

La exclusión tiene más probabilidades de ocurrir cuando se da una triple ruptura: la laboral, la de pertenencia social y la de las significaciones. Para combatir la exclusión y avanzar en la inclusión social hacen falta estrategias orientadas a la participación, la integración laboral, el empoderamiento, la significación personal y otras actividades que posibiliten el fortalecimiento y la inclusión de las personas en su comunidad. Dado que las causas de la exclusión son múltiples e interrelacionadas, las respuestas también tienen que ser integrales y reforzarse mutuamente.

Todos estas dimensiones se interrelacionan y refuerzan unas a otras, como señalan los profesores vascos Karlos Pérez de Armiño y Marlen Eizaguirre. Como puedes imaginar, si hay una ruptura en uno de esos ámbitos, tienden a acumularse los problemas en las otras dimensiones. Por ejemplo, la precariedad en el empleo incrementa las rupturas matrimoniales y tiende a reducir la intensidad de la vida social, porque ya no tenemos ganas o no tenemos dinero para salir y tener actividades de ocio o con otras personas.

EN RESUMEN

  • La exclusión social afecta los derechos y la autonomía de las personas y erosiona al sistema democrático. Es por ello que este fenómeno debe revertirse y generar condiciones para que todas las personas puedan participar en la sociedad.
  • La exclusión social es un fenómeno multidimensional, es decir, que tiene muchas dimensiones: la económica (acceso insuficiente a recursos económicos), la social (ruptura de lazos sociales o familiares y ausencia de mecanismos de solidaridad comunitaria) y la política (carencia de poder, la dificultad o incapacidad de participar en las decisiones públicas).
  • Para combatir la exclusión social se requieren estrategias orientadas a la participación, la integración laboral, el empoderamiento, la significación personal, entre otras.

VÍNCULOS SOCIALES

La palabra vínculo implica una unión. Utilizamos esta palabra para referirnos a una especie de “cadena invisible” que existe en la relación entre dos personas. Estos vínculos no son indestructibles, por ejemplo, dos amigas pueden tener un vínculo cercano hasta que pasa algo que las hace alejarse y se rompe el vínculo. Las relaciones sociales son muy importantes para las personas, ¿te has puesto a pensar lo que significan para ti todas las diferentes relaciones que tienes con otras personas?

Como el ser humano es un ser social por naturaleza, a lo largo de nuestra vida formamos diferentes vínculos que nos hacen conectarnos con las demás personas. Es como tener muchos amigos y amigas. Nos sentimos francamente bien cuando estamos con ellos y ellas y podemos contarles nuestras cosas. Estas conexiones pueden ser de diferentes tipos: vínculos de amistad, vínculos amorosos, vínculos con compañeros o compañeras de escuela o del trabajo, con la familia, con otros colegas con quienes compartes una afición o simplemente te gusta jugar futbol o salir de paseo, entre otros.

El tipo de vínculos, así como la fuerza y densidad de esos vínculos, afecta el nivel de bienestar de las personas y de las sociedades en las que viven. Se trata de identificar cuál es el nivel de asociatividad (en cuantas asociaciones participamos), en cuanto nos apoya nuestra familia y de cuánto apoyo comunitario contamos. Todos estos vínculos suelen pensarse como elementos positivos, como bien nos enseñó Alexis de Tocqueville en su obra clásica sobre la Democracia en América y también destacó, en décadas recientes, Robert Putnam en sus estudios sobre el capital social. Se ha demostrado entonces que cuando una persona tiene fuertes vínculos sociales goza de mayor bienestar. Ahora, si a nivel individual los vínculos son importantes, ¿te imaginas lo importante que pueden ser para construir una mejor sociedad?

SABÍAS QUE…

Alexis de Tocqueville fue un pensador y jurista francés que dio los primeros pasos en la sociología clásica y uno de los más importantes filósofos del liberalismo. Entre sus ideas claves están las de pensar la democracia desde lo local y de llamar la atención sobre la importancia de que las personas se involucren con otros en lo que ocurre en su comunidad. Veía a la participación política como un arma eficaz contra el individualismo. De acuerdo con Tocqueville, involucrándose en los “pequeños asuntos” de la comunidad las personas superan las tentaciones del individualismo.

Cuando en una sociedad existen vínculos sociales fuertes, los individuos suelen participar y movilizarse más para obtener beneficios colectivos. Para que esto ocurra, se requieren tres elementos importantes: confianza, reciprocidad y cooperación.

  • La confianza es importante porque, al ser una expectativa positiva de que la otra parte involucrada actuará de manera honesta, surge la seguridad de que la generosidad será correspondida. 
  • La reciprocidad podemos entenderla como “una cadena de favores”, es decir, existe una noción de compromiso porque sabes que no estás solo.
  • La cooperación es importante porque las acciones que una persona emprende están orientadas a objetivos comunes.

THE POLITICAL POWER OF BEING A GOOD NEIGHBOR

Michael Tubbs. TEDTalk. 2019. 17’19’’.

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Entonces, los vínculos sociales permiten que las personas emprendan acciones para un beneficio común, sabiendo que serán correspondidas de manera generosa y honesta. Cuando estos tres elementos están presentes, se puede garantizar la construcción de vínculos sociales fuertes que se traducirán en sociedades más unidas, es decir, más vinculadas entre sí. Una cuestión que es importante que pensemos tiene que ver con los factores que favorecen que una persona tenga más vínculos sociales que otra. Por ejemplo, se ha demostrado que cuanto más años de escolaridad uno tenga, se reduce la probabilidad de no  tener  ningún  tipo de vínculo. Así  que  ya  sabes. Cuanto más estudies, hay más posibilidades de que tengas una red de personas que te ayuden y confíen en ti.

THE POLITICAL POWER OF BEING A GOOD NEIGHBOR

Michael Tubbs. TEDTalk. 2019. 17’19’’.

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Entonces, los vínculos sociales permiten que las personas emprendan acciones para un beneficio común, sabiendo que serán correspondidas de manera generosa y honesta. Cuando estos tres elementos están presentes, se puede garantizar la construcción de vínculos sociales fuertes que se traducirán en sociedades más unidas, es decir, más vinculadas entre sí. Una cuestión que es importante que pensemos tiene que ver con los factores que favorecen que una persona tenga más vínculos sociales que otra. Por ejemplo, se ha demostrado que cuanto más años de escolaridad uno tenga, se reduce la probabilidad de no  tener  ningún  tipo de vínculo. Así  que  ya  sabes. Cuanto más estudies, hay más posibilidades de que tengas una red de personas que te ayuden y confíen en ti.

EN RESUMEN

  • Cuando una persona tiene vínculos sociales fuertes, goza de mayor bienestar.
  • Cuando en una sociedad existen vínculos sociales fuertes, las personas participan y se movilizan para obtener beneficios colectivos. 
  • Los vínculos sociales se basan en la confianza, la reciprocidad y la cooperación.

CAPITAL SOCIAL

No existe una única definición de capital social, pero podemos entenderlo como el conjunto de normas sociales de reciprocidad y confianza, así como de redes y conexiones formales e informales existentes entre los individuos, que ofrecen a las personas algunas ventajas, beneficios y oportunidades a partir de sus relaciones sociales: amigos, familia, pertenencia a organizaciones, entre otras. Entonces, en términos muy sencillos, una persona tiene capital social cuando tiene muchos vínculos sociales, participa en diferentes redes, pertenece a organizaciones sociales y/o cuando tiene muchos amigos. Esto es así porque dichas relaciones benefician de manera importante a las personas. Si lo queremos trasladar a un ámbito individual, es como cuando alguno de tus amigos o amigas o tu misma familia pueden hacerte un favor o ayudarte a conseguir algo que tú deseas o necesitas.

El concepto de capital social es bastante reciente en las Ciencias Sociales. En la década de 1970, el sociólogo Pierre Bordieu empieza a analizar el capital social. Otros autores como James Coleman y Robert Putnam también han analizado este concepto, de hecho, Putman es el autor que hizo que las discusiones sobre capital social fueran importantes para el estudio de la política, como lo hemos analizado en el Módulo 1 del #FaroDemocrático. Pero, ¿qué significa capital social?

Podemos decir que el capital social refiere a las consecuencias positivas que la participación en grupos sociales tiene para las personas y sus comunidades. Lo que tienes que tener claro es que la cohesión social no es lo mismo que el capital social. El capital social es algo que contribuye a tener  una sociedad más cohesionada pero no es la cohesión en sí. El capital social da cuenta, en buena medida, de los agentes sociales que contribuyen a que una sociedad esté más cohesionada. Hay dos aspectos importantes para entender el concepto de capital social: en primer lugar, que es un recurso o una vía de acceso a recursos y, en segundo lugar, que estos recursos en combinación con otros factores permiten obtener beneficios para quienes lo poseen.

SABÍAS QUE…

El sociólogo James Coleman fue el primero en pensar el capital social y, en sus investigaciones, analizó las diferencias en el desempeño académico entre alumnas y alumnos provenientes de escuelas públicas y privadas. Esta investigación mostró que cuando las alumnas y alumnos se desenvuelven en una comunidad educativa donde hay redes importantes entre padres, maestros y alumnos se puede obtener un mejor desempeño.

¿Por qué pasa ésto? Porque el éxito en cualquier transacción social depende también de una suma de esfuerzos individuales de distintas personas.

El capital social refiere a las normas e instituciones que promueven la confianza, la ayuda recíproca y la cooperación. Entonces, se plantea que las relaciones de confianza, reciprocidad y cooperación pueden traer diversos tipos beneficios. James Coleman utilizó el término para describir un recurso que tienen los individuos que emerge de sus lazos sociales mientras que Pierre Bourdieu lo usó para referirse a las ventajas y oportunidades que obtienen las personas al ser miembros de ciertas comunidades.

El capital social, desde la perspectiva de Bourdieu, es un concepto neutro, es decir, no está asociado a ningún aspecto positivo o negativo. Sin embargo, para él, el capital social es un aspecto clave para entender la formación y reproducción de clases sociales y relaciones sociales asimétricas. ¿Por qué pasa esto? Porque ese capital puede estar distribuido de manera desigual entre los grupos sociales. No podríamos esperar que una persona que nace en condiciones de pobreza -y que no ha tenido oportunidades de educación- tenga el mismo capital social que una persona que nace en una familia con recursos (económicos, sociales, culturales) y que pudo tener acceso a oportunidades educativas diversas.

SABÍAS QUE…

Para Pierre Bourdieu, el capital social consiste en la totalidad de recursos potenciales o actuales asociados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuos. Es la totalidad de recursos basados en la pertenencia a un grupo. Entonces, la participación en un grupo tiene beneficios para las personas porque puede movilizar la red de conexiones que tiene a su alcance y todas las personas aprovechan el capital de otros.

Para Robert Putnam, quien es el autor más importante y más citado en este tema cuando se lo piensa en términos políticos, el capital social refiere a las características de las organizaciones que facilitan la acción y la cooperación para beneficio mutuo, pero ¿cuáles son estas características? Estamos hablando de redes, normas y confianza. Desde esta perspectiva, el capital social es un atributo comunitario, es decir, puede existir únicamente a partir de las relaciones que tienen las personas con la comunidad. Entonces, la comunidad es una parte muy importante de este concepto.

El capital social es importante porque permite que una sociedad opere efectivamente. Este capital no puede construirse sin vínculos y sin confianza. Aunque sabemos que este concepto tiene sentido cuando pensamos en los beneficios que obtenemos de las relaciones sociales que emprendemos, no estamos hablando de beneficios expresados en términos de recursos materiales, sino más bien de normas y valores compartidos, de redes, de actitudes, de reciprocidad y de intercambio. Entonces, el concepto parte de que todas las personas que viven en una sociedad pueden aportar distintas cosas y esto se puede traducir en un beneficio personal, pero también en un beneficio colectivo.

EN RESUMEN

  • El capital social es el conjunto de normas sociales de reciprocidad y confianza, así como de redes y conexiones existentes entre las personas. 
  • Para entender el concepto de capital social, debes tener en cuenta dos cosas: que es un recurso o una vía de acceso a recursos y que éstos en combinación con otros factores permiten obtener beneficios para quienes lo poseen. 
  • Para Bourdieu, el capital social es un concepto neutro (no es positivo ni negativo) y es clave para entender la formación y reproducción de clases sociales y relaciones sociales asimétricas.
  • Para Robert Putnam, el capital social refiere a las características de las organizaciones que facilitan la acción y la cooperación para beneficio mutuo: las redes, las normas y la confianza.

PARTICIPACIÓN SOCIAL

La participación es un concepto que hemos tocado ya en diferentes momentos y en relación con la democracia, con el ejercicio del poder, del control y de la influencia ciudadana en la vida política. El hecho de que la participación aparezca recurrentemente en nuestros análisis significa, por supuesto, que es muy importante para el funcionamiento de todos los aspectos de la democracia y de la sociedad.

En el módulo 2 sobre Ciudadanía, planteamos que la participación es cualquier acción realizada por un individuo o grupo con la finalidad de incidir en una u otra medida en los asuntos públicos, y la habíamos analizado en el contexto del ejercicio y de la influencia en la vida política. Pero ahora, al discutir la cohesión social, regresamos al mismo concepto para pensarlo desde otra óptica. La participación social implica, pues, el involucramiento de las personas en cualquier ámbito de la vida pública: en la organización vecinal, en la escuela, en  el voluntariado, en una organización de la sociedad civil, en  una  estudiantil, o de  cualquier  otro tipo. Se trata  de cualquier actividad que realizamos para generar un cambio en algún espacio público (económico, social, cultural, institucional o ambiental). La participación en todos los ámbitos demuestra la existencia de lazos sociales. El hecho de dedicar tiempo y esfuerzo, con frecuencia sin recibir a  cambio un beneficio directo, evidencia  un importante nivel de compromiso con los demás integrantes  de  la comunidad.

HOW TO OVERCOME APATHY AND FIND YOUR POWER

Dolores Huerta. TEDTalk. Noviembre 2018. 13’21’’.

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Al involucrarnos en diversas actividades en el espacio público, fomentamos los vínculos sociales y creamos otros nuevos. Participando, intercambiamos con otras personas valores y expectativas, y generamos nuevas creencias y objetivos compartidos. Así, la participación es el círculo virtuoso que fortalece a la democracia y a la sociedad.

EN RESUMEN

  • La participación política, comunitaria y la social son el círculo virtuoso que fortalece a la democracia y a la sociedad.
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