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Modelos de la democracia

NumerosTemas-04

MODELOS DE DEMOCRACIA (O DEMOCRACIA CON ADJETIVOS)

La democracia es un concepto complejo y se puede poner de manifiesto de diferentes maneras. Por ello podemos hablar de diferentes modelos de democracia, asumiendo que las diferencias principales entre ellos derivan de quiénes y de cómo se toman las decisiones.

LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

Una democracia representativa se basa en la idea de convertir los intereses y preferencias de la ciudadanía en decisiones políticas no de manera directa, sino a través de los representantes: ciudadanas y ciudadanos que son electos por la sociedad para participar en el ejercicio de gobierno común.  La representación es un concepto complejo y que puede ser entendido de diferentes maneras. Usualmente se lo vincula a un proceso de hacer presente a alguien que no lo está literalmente y de actuar en el interés de los representados.

Hanna Pitkin, una de las estudiosas más influyentes de la representación, distingue cuatro formas de entender esa relación: 1) como el vínculo entre el principal y el agente, a través de los mecanismos institucionales que generan la autorización para que el agente actúe a nombre del principal; y de control, mediante el cual los electores pueden castigar a los representantes que no cumplen con su mandato (representación formal); 2) como la idea de suplir al agente (simbólica); 3) como la existencia de la semejanza entre ambos (descriptiva) y 4) como el deber de los representantes de actuar a favor de los intereses de los representados (sustantiva) (Pitkin, 1985).

Este proceso implica una relación entre las personas representadas (principales) y quienes las representan (agentes), en la que los principales eligen y controlan a los agentes. Es importante comprender que ese control no es absoluto. Es decir, las personas representadas definen a quiénes les va a confiar la tarea de representarlos y, periódicamente, pueden confirmar o modificar esa decisión, al participar en las elecciones. Sin embargo, las democracias modernas reconocen la autonomía de actuación de los representantes, lo que significa que estos no están atados al cumplimiento de las instrucciones recibidas por parte de los principales (o de las promesas de campaña). La independencia en el ejercicio de la representación es clave para el funcionamiento de las democracias porque les permite a los representantes negociar y buscar el bienestar de la sociedad en general y no sólo el de un grupo reducido que haya votado por ellos.

Ello no quiere decir que la ciudadanía no tiene influencia sobre las decisiones y acciones de los representantes fuera de los procesos electorales. En realidad, en las democracias representativas existen otros mecanismos que permiten la expresión de las preferencias ciudadanas (como la opinión pública, los partidos políticos, las organizaciones de sociedad civil, entre otros), además de que los representantes buscan satisfacer las necesidades y preferencias de sus principales, al saber que, tarde o temprano, deberán rendirles cuentas y someterse al control electoral.

En las democracias modernas, la representación política se realiza principalmente a través de los partidos políticos, organismos que median entre el Estado y la sociedad, los cuales se han convertido en los principales canales de la representación democrática en el mundo, cuyas propuestas de candidaturas compiten por el voto de los electores para acceder al gobierno y ejercer el poder.  Por supuesto, el sistema representativo no es perfecto y ha mostrado tener importantes fallos. En particular, resultaba ser excluyente para ciertos colectivos que no lograban ser representados ni en cuanto a la presencia ni a la realización de sus intereses. Ante esa situación, y pretendiendo reflejar en una mayor medida la pluralidad y diversidad de las sociedades, las democracias modernas recurren a diferentes mecanismos que promueven la inclusión de los grupos que están subrepresentados  (mujeres, indígenas, minorías étnicas) como pueden ser cuotas de género u otras acciones afirmativas.

EN RESUMEN

  • Representar significa actuar en nombre y en beneficio de alguien. 
  • En una democracia representativa el poder lo ejercen ciudadanos electos por los demás ciudadanos, quienes deben trabajar a favor del bien común. 
  • La democracia representativa es la más ampliamente extendida y utilizada en el mundo.

LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

La representación política no siempre ha sido fundamento de la democracia. En la antigüedad, cuando la democracia surge como un sistema político, el ejercicio del poder y la participación ciudadana en el mismo se daban de manera directa. Todos los ciudadanos -en aquel entonces únicamente los hombres, libres y propietarios- podían ejercer los derechos políticos y participar en la política. Este modelo fue abandonado y sustituido por los mecanismos de representación ante los fenómenos de universalización del sufragio y el incremento de la complejidad de las sociedades modernas, que han vuelto imposible una participación directa de todas las personas.

Sin embargo, ante los cuestionamientos y críticas a la capacidad de la democracia representativa de atender las demandas sociales, en las últimas décadas se ha propuesto transitar a modelos que, si bien no niegan por completo los mecanismos de representación, ponen mayor énfasis en generar canales de participación ciudadana en la toma de decisiones políticas. La democracia participativa es el régimen político que permite que cada uno de nosotros intervenga directamente con nuestra participación en la toma de decisiones públicas. En este modelo de democracia no necesitamos esperar a que haya elecciones para participar ni necesitamos el apoyo de nuestros representantes electos. Por el contrario, dependiendo de cada país y cada sistema electoral, la democracia participativa puede hacerse de manera más o menos cotidiana. Algunos países, como por ejemplo Suiza, toman una gran cantidad de decisiones públicas mediante la celebración de consultas populares, un mecanismo que permite que las personas sean consultadas sobre temas específicos y a partir de esos incluir la opinión de la ciudadanía en las políticas públicas. 

Una democracia que quiera facilitar la participación directa de la ciudadanía (sin la intermediación de los representantes) en las decisiones públicas puede usar diferentes mecanismos o procedimientos como los siguientes:

  • El referéndum: es una forma de consulta popular mediante la cual la ciudadanía puede aprobar, anular o hacer reformas a las leyes;
  • El plebiscito: es la consulta popular a través de la cual la ciudadanía se pronuncia sobre un tema muy importante para la comunidad;
  • La asamblea barrial o vecinal: es la organización de las y los habitantes de los vecindarios, colonias o barrios, en las que pueden debatir y organizarse en los asuntos de interés común;
  • La iniciativa popular: es la gestión que hacen las personas para activar un procedimiento legislativo con la intención de que se apruebe o se reforme una ley;
  • El presupuesto participativo: es un proceso en el cual la ciudadanía puede intervenir, en forma directa, en la decisión sobre la asignación de recursos públicos;
  • La revocatoria de mandato: es un procedimiento mediante el cual la ciudadanía puede remover del cargo a sus representantes.

A través de estos mecanismos las y los ciudadanos tienen la posibilidad de influir directamente sobre algunas decisiones públicas, por ejemplo, si están de acuerdo (o no) con la realización de una obra pública (¿construir una escuela o un hospital?), qué parte de recursos públicos quieren destinar a la creación de un parque en la colonia, o si prefieren destinar los recursos al mejoramiento de los caminos. También pueden influir en los temas que vayan a discutir los representantes, u obligarlos a que consideren una propuesta específica de ley. Finalmente, pueden ejercer control sobre quienes gobiernan e, incluso, removerlos de sus cargos si no están satisfechos con el trabajo que realizan. El éxito y el impacto de estos mecanismos dependen, en gran medida, del compromiso ciudadano y de la participación de todas y todos en la toma de decisiones y solución de los problemas comunes. Sin una ciudadanía activa, los mecanismos de democracia directa o participativa no logran trascender y cambiar la manera de hacer la política.

EN RESUMEN

  • La democracia participativa apuesta por el fortalecimiento de los mecanismos de participación ciudadana. Es decir, pretende un mayor involucramiento de las personas en la toma de decisiones públicas. 
  • No es cierto que pueda haber democracia sólo participativa en sistemas políticos grandes y con mucha gente. La democracia participativa es complementaria de la representativa. 

LA DEMOCRACIA DELIBERATIVA

La democracia deliberativa es otro modelo que, en cuanto a los mecanismos de decisión y ejercicio del poder, conjuga los elementos de representación y participación directa. Su elemento distintivo es el énfasis puesto en los procesos de debate sobre los asuntos públicos, que deben ser profundos, de calidad, y contar con una amplia participación tanto de los representantes como de la ciudadanía. La idea detrás de la propuesta de democracia deliberativa es lograr que las decisiones públicas (y las razones que las sustentan) sean tomadas con participación amplia de la ciudadanía y no sólo de las élites. La democracia deliberativa es un régimen político en el cual las decisiones se toman a partir de los debates públicos, argumentados y abiertos a una amplia participación ciudadana, en un intento de generar consenso. 

Cuando incorporamos la idea de democracia deliberativa estaríamos pensando en más diálogo público, centrado en la expresión de razones y argumentos, a partir del cual se pueda definir qué es el bien común que se pretende realizar y cómo mejorar la manera de llevarlo a cabo entre todos. Este tipo de debate público permitiría que la ciudadanía participe en la toma de decisiones sobre prácticamente todos los ámbitos de la vida de la sociedad y que logre ejercer un control más efectivo sobre los gobernantes. A través de este proceso se espera lograr no solamente una mayor calidad de las decisiones públicas, que tendrían que reflejar de una mejor manera el interés común, sino también fortalecer la legitimidad del propio sistema democrático.

Sin embargo, hay quienes señalan que este modelo es poco viable. Algunos sostienen que la búsqueda del consenso puede implicar el silenciamiento de las diferencias, ya que no es posible lograr soluciones plenamente satisfactorias a todos los posibles conflictos o diferencias existentes en la sociedad. Otros apuntan a que el diálogo público que es factible en la sociedad está sujeto a ciertas limitaciones y que siempre existen personas (o colectivos) que logran tener mayor influencia en el debate, con lo que es imposible alcanzar la igualdad perfecta entre todas y todos los participantes.

EN RESUMEN

  • La democracia deliberativa considera que las decisiones públicas pueden ser legítimas únicamente cuando fueron tomadas a partir de amplios y profundos debates entre las instituciones, la ciudadanía y sus organizaciones.
  • Para que haya una buena democracia deliberativa, la ciudadanía no solo debe poder dialogar y deliberar sino que debe contar con buena información (de ahí lo relevante de la transparencia y el acceso abierto a los datos) que le permita contar con argumentos sólidos.

¿QUÉ MODELO ES MEJOR? DEMOCRACIAS CONSOCIATIVAS VS. DEMOCRACIAS MAYORITARIAS

Ya vimos que hay muchos elementos a tomar en cuenta para analizar la democracia, y que esta puede tomar varias formas. Te preguntas ahora ¿cuál es la mejor? Esa misma pregunta se han hecho muchos estudiosos de la democracia, quienes intentaron entender qué parámetros nos permiten definir cuál es el mejor modelo de la democracia.

Uno de los politólogos, hoy muy reconocido, que se planteó esa pregunta es un holandés, Arend Lijphart. Su propuesta fue de distinguir dos modelos de democracia, mayoritaria y consociativa, para analizar después cuál de ellas resulta más provechosa para las sociedades.

  • La democracia mayoritaria, según Lijphart, es aquella que tiene gabinetes mayoritarios de partido único, dominio del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo con una sola cámara, bipartidismo, sistemas electorales mayoritarios y grupos de interés con competencia libre.
  • Las democracias consociativas tienen gobiernos de coaliciones multipartidistas, mantienen equilibrio entre el Ejecutivo y el Legislativo, este último es bicameral, cuentan con sistemas electorales de representación proporcional y grupos de interés coordinados orientados hacia la concertación.

Después de analizar 36 democracias europeas, asiáticas y latinoamericanas, Lijphart llega a la conclusión que no se puede afirmar que uno de los dos modelos es claramente mejor (más democrático), aunque señala que el modelo consociativo tiende a generar mayores resultados y políticas de bienestar social y de cuidado de medioambiente. Asimismo, sostiene que ese modelo es más favorable para las sociedades plurales o profundamente divididas por razones étnicas, religiosas o ideológicas.

Algunas otras perspectivas proponen, más allá de los modelos específicos, considerar que las democracias deben analizarse a partir de su capacidad de construir y mantener mecanismos e instituciones que garantizan la libertad y la igualdad de las y los ciudadanos (Morlino, 2005: 260). Entonces, una buena democracia o democracia de calidad debería cumplir con los siguientes requisitos:

  • una buena democracia es un régimen ampliamente legitimado y, por tanto, estable, que satisface completamente a la ciudadanía (calidad con respecto al resultado).
  • la ciudadanía, las asociaciones y las comunidades gozan de libertad e igualdad por encima de los mínimos (calidad con respecto al contenido).
  • la ciudadanía de una buena democracia tienen el poder de controlar y evaluar si el gobierno trabaja efectivamente por aquellos valores con pleno respeto a las normas vigentes (estado de derecho); deben ser capaces de vigilar su aplicación eficiente, así como evaluar la eficacia decisional y la responsabilidad política con respecto a las elecciones tomadas por el personal electo también en relación con las demandas expresadas por la sociedad civil (calidad con respecto al procedimiento).

Esta perspectiva es sólo una de las posibilidades de analizar qué tan buena es una democracia y si logra atender de manera satisfactoria las demandas ciudadanas.

EN RESUMEN

  • Las democracias consociativas reflejan mayor pluralismo que las democracias mayoritarias.
  • No hay modelos de democracia mejores o peores: todo depende de las necesidades de una sociedad en particular. 
  • Una democracia de calidad debería ser un régimen ampliamente legitimado y que satisface completamente a la ciudadanía (calidad con respecto al resultado); con individuos, asociaciones y comunidades que gozan de libertad e igualdad por encima de los mínimos (calidad con respecto al contenido) y donde la ciudadanía puede controlar y evaluar si el gobierno trabaja efectivamente por aquellos valores con pleno respeto a las normas vigentes (estado de derecho); capaces de vigilar su aplicación eficiente y evaluar la eficacia decisional y la responsabilidad política con respecto a las elecciones tomadas por el personal electo también en relación con las demandas expresadas por la sociedad civil (calidad con respecto al procedimiento).
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