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Los atributos de la democracia

NumerosTemas-03

LOS ATRIBUTOS DE LA DEMOCRACIA

COMPETENCIA

La democracia supone la competencia por algunas cosas: competimos por ideas, por recursos, por cargos, por influencia. La presencia de instituciones y procedimientos a través de los cuales los ciudadanos y ciudadanas podemos expresar nuestras ideas sobre la política, las políticas y los líderes es una condición necesaria para que haya democracia. Esto se logra gracias a la competencia regular entre individuos y grupos organizados, un grado inclusivo de participación política en la selección de líderes y políticas y un nivel de libertades políticas suficiente para garantizar la democracia. De esta manera, el modo en que se ejerce la competencia resulta clave para la democracia.

Si las condiciones en las que se compite no garantizan la igualdad de acceso a los recursos entre los ciudadanos y ciudadanas que ofertan sus ideas y propuestas; si los que compiten cuentan con acceso a recursos de manera diferenciada (unos tienen dinero para hacer campañas y otros no; unos acceden a los medios de comunicación y otros no; unos usan dinero ilícito para conseguir votos y nadie los castiga ni les impide hacerlo); si la competencia es desigual entre los que participan; entonces, la democracia también lo será. Cualquier democracia necesita de igualdad en la competencia para poder funcionar, sobrevivir y ser considerada una democracia.

PARTICIPACIÓN Y CIUDADANÍA

Tu participación en una democracia es fundamental. La suma de la participación de cada uno de los ciudadanos y de las ciudadanas es lo que hace posible la democracia. Sin la participación activa de la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones, la democracia es débil o carece de sustento. Las definiciones de democracia incorporan alguna discusión sobre el sufragio universal. Estas definiciones son generalmente inclusivas y requieren que todos los adultos de cierta área geográfica tengan ciertos privilegios políticos: la ciudadanía.

Ser ciudadana o ciudadano significa ser miembro pleno de una comunidad, tener los mismos derechos que los demás y las mismas oportunidades de influir en el destino de la comunidad. Las democracias modernas que surgieron en el siglo XIX reconocían esos derechos, en un primer momento, a todos los varones. Poco a poco, la diversidad de las sociedades y el reconocimiento de los derechos políticos como parte de los derechos humanos que tienen todas las personas, se reconoció la ciudadanía de todas y todos, sin importar su género, pertenencia a diversos grupos sociales, económicos, ideológicos y religiosos.

Las y los ciudadanos tienen el derecho a participar en la definición de las decisiones. En las democracias de la antigüedad, por ejemplo, en Atenas, los ciudadanos (que en aquel tiempo eran solamente los hombres libres y con propiedades) discutían y decidían en las asambleas que integraban a toda la comunidad y ejercían los cargos de manera rotativa. Hacerlo de ese modo no es viable en la actualidad. Nuestras sociedades son demasiado grandes y las decisiones que se debe tomar abarcan hoy temas demasiado complejos. En las democracias modernas lo hacemos a través del voto. Cada determinado tiempo acudimos a las urnas y votamos por los ciudadanos y ciudadanas que nos representan. 

SABÍAS QUÉ…

Una de las mujeres más influyentes del pensamiento universal, Hannah Arendt, pensaba que la política constituía una promesa en la que el protagonismo de la ciudadanía y su participación efectiva eran factores decisivos para el desarrollo de la esfera pública.

La ciudadanía es mucho más que contar con la mayoría de edad que te da el derecho de votar y participar en la cosa pública (condición legal de la mayoría de edad). La ciudadanía implica más que sólo votar y tiene que ver con el ejercicio pleno de los derechos en al menos tres dimensiones:

  • ciudadanía política: que incluye el derecho a presentarse como candidato y a elegir a las personas que van a gobernarnos;
  • ciudadanía civil: tiene que ver con ejercer las libertades individuales como la posibilidad de opinar sobre los problemas públicos, organizar partidos políticos u otras asociaciones o reunirse con otros amigos y amigas para conseguir los objetivos;
  • ciudadanía social: es la que tiene que ver con el derecho de estar bien, ser feliz y tener una buena calidad de vida.

EN RESUMEN

  • La ciudadanía es una de las propiedades claves de una democracia.
  • Ser ciudadana o ciudadano significa ser miembro pleno de una comunidad, tener los mismos derechos que los demás y las mismas oportunidades de influir en el destino de la comunidad.
  • Sin ciudadanos y ciudadanas comprometidos con lo que ocurre en la cosa pública es muy difícil que haya una democracia saludable.
  • Hay diferentes clases de ciudadanía: política, civil y social.

LEGITIMIDAD Y LEGALIDAD

Un gobierno democrático debe contar con legitimidad. Eso significa que debe contar con el reconocimiento de las personas que están sujetas a sus decisiones y que son afectadas por sus consecuencias. La legitimidad supone que para un determinado momento se considera que ese gobierno, líder, partido o política es la mejor posible que se puede tener. La legitimidad puede tener diferentes fuentes. Antes, cuando la mayoría de los regímenes políticos eran monarquías, las personas reconocían el poder del monarca como algo natural, que reflejaba el orden divino de las cosas y que además siempre ha sido así. A ello le llamamos legitimidad tradicional.

La modernidad modificó esa visión, pasando a construir el reconocimiento de la autoridad gubernamental a partir del cumplimiento con ciertas reglas para su elección. En las democracias modernas, las personas reconocen como legítimo un gobierno que fue electo mediante unas elecciones libres, competitivas y justas, y cuanto ejerce el poder en beneficio de la comunidad y conforme a las reglas previstas para ello. Cuando eso sucede, las decisiones legítimas de los gobiernos legítimos son respetados y acatados por las personas, incluso cuando no están de acuerdo con todas ellas. Eso es parte del pacto democrático, en el cual la legitimidad de la autoridad depende de dos factores: de su origen y de su desempeño.

La elección de una autoridad debe cumplir con una serie de requisitos y estándares para que sea considerada democrática. El proceso debe contar con la libre participación de las personas, quienes deben tener la oportunidad de elegir entre varias opciones (candidaturas, partidos y/o proyectos políticos). Quienes aspiran a ganar la elección deben, a su vez, poder compartir en condiciones de equidad por el apoyo ciudadano. Sólo un proceso de esas características mínimas puede ser considerado democrático y, en consecuencia, generar la legitimidad del gobierno.

En cambio, cuando hay dudas sobre la legalidad del proceso de elección de los gobernantes,  la ciudadanía niega la legitimidad del gobierno y rechaza su autoridad, lo que también puede llevar a una crisis e, incluso a enfrentamientos violentos o intentos de golpe de Estado. 

CRISIS EN BOLIVIA


Revisa una cronología de la crisis en Bolivia. Video de la RTS la Noticia del 11 de noviembre de 2019, 4’49’’.

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Una situación semejante se presentó en Bolivia después de las elecciones presidenciales de 2019, consideradas por las Misiones de Observación Electoral como la de la Organización de los Estados Americanos como un proceso electoral que no cumplía con los estándares democráticos, lo que desató una grave crisis sociopolítica y una ola de violencia en el país que llevó incluso -tras la participación de los militares- a la renuncia del presidente Evo Morales, quien era además uno de los competidores de la contienda electoral.

La elección de una autoridad debe cumplir con una serie de requisitos y estándares para que sea considerada democrática. El proceso debe contar con la libre participación de las personas, quienes deben tener la oportunidad de elegir entre varias opciones (candidaturas, partidos y/o proyectos políticos). Quienes aspiran a ganar la elección deben, a su vez, poder compartir en condiciones de equidad por el apoyo ciudadano. Sólo un proceso de esas características mínimas puede ser considerado democrático y, en consecuencia, generar la legitimidad del gobierno.

CRISIS EN BOLIVIA

Revisa una cronología de la crisis en Bolivia. Video de la RTS la Noticia del 11 de noviembre de 2019, 4’49’’.

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En cambio, cuando hay dudas sobre la legalidad del proceso de elección de los gobernantes,  la ciudadanía niega la legitimidad del gobierno y rechaza su autoridad, lo que también puede llevar a una crisis e, incluso a enfrentamientos violentos o intentos de golpe de Estado. Una situación semejante se presentó en Bolivia después de las elecciones presidenciales de 2019, consideradas por las Misiones de Observación Electoral como la de la Organización de los Estados Americanos como un proceso electoral que no cumplía con los estándares democráticos, lo que desató una grave crisis sociopolítica y una ola de violencia en el país que llevó incluso -tras la participación de los militares- a la renuncia del presidente Evo Morales, quien era además uno de los competidores de la contienda electoral.

CRISIS EN CHILE

Protestas en Chile: cómo empezaron y qué hay detrás de la furia en “el paraíso de América Latina”. Video de la BBC News Mundo del 21 de octubre de 2019, 4’33’’.

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El politólogo español Juan J. Linz decía que la legitimidad es lacreencia de que las instituciones políticas existentes, a pesar de sus defectos y fallos, son mejores que otras que pudieran haber sido establecidas y que, por lo tanto, depende no sólo del origen de la autoridad, sino también está vinculada a la evaluación del desempeño del gobierno: a su capacidad de responder a las demandas ciudadanas (Linz, 1978: 16).

Por ello, la legitimidad no es algo dado una vez por todas; ya que las y los ciudadanos pueden retirar ese reconocimiento a sus gobernantes y negarse a obedecer las decisiones de quienes ejercen el poder. Es decir, cuando las personas perciben que el gobierno actúa en contra de sus intereses y con frecuencia derivan en crisis políticas y sociales muy fuertes. Recientemente, algo así pasó en Chile, cuando las personas salieron a las calles a protestar en contra de la desigualdad económica y social.

Como puedes darte cuenta, la  legalidad  y  la  legitimidad  de  la  autoridad  son  fundamentales  para  que las sociedades puedan vivir en paz, procesando las diferencias a través de los mecanismos institucionales que existen en las democracias. Para que la democracia exista y funcione, las autoridades deben contar con legitimidad de origen, a partir de cumplimiento con los mecanismos previstos para su elección, y de resultados, que deriva de su apego a la legalidad y de su capacidad de responder a las necesidades de la ciudadanía. Cuando estas se pierden, las democracias entran en graves crisis. 

SABÍAS QUE MAX WEBER CREÍA QUE HABÍA TRES TIPOS DE DE LEGITIMIDAD

  • la tradicional: que supone que algo es legítimo porque “siempre ha sido así” (Nohlen 2006: 816). Lo que justifica la legitimidad es la adecuación de un comportamiento, decisión o política a los usos y costumbres que siempre se hicieron en esa sociedad.
  • la racional (legal): algo es legítimo porque sigue ciertas pautas de reglas racionales fijadas en estatutos, pactadas o impuestas. La legitimidad de una propuesta, de un liderazgo, de una decisión está dada por la adecuación entre los fines y los medios para lograrla.
  • la carismática: algo es legítimo por una entrega afectiva extraordinaria a la santidad, el carácter modélico de una persona o su fuerza heroica. La legitimidad de una idea, una propuesta, una política o una acción está dada por la calidad excepcional de aquél que la impulsa o la ejecuta.

EN RESUMEN

  • La legitimidad, es decir, la creencia de que estamos ante las mejores instituciones que podríamos llegar a tener en ese momento es clave para la supervivencia de la democracia.
  • La legitimidad es de origen cuando se refiere a la manera en la que las personas obtienen el poder. En una democracia, la autoridad es legítima cuando fue electa en los comicios democráticos.
  • La legitimidad es de resultado cuando el actuar del gobierno satisface las necesidades de la ciudadanía y cuando, raíz de ello, la ciudadanía reconoce al gobierno.

PLURALISMO, LIBERTAD Y DIVERSIDAD

SABÍAS QUE…

Isaiah Berlin creía que el respeto al pluralismo y a la diversidad exigía de nosotros mucha valentía. Hay que ser valientes para admitir lo que no sabes, reconocer nuestras dudas e inseguridades. Decía también que para descubrir cuáles son las necesidades de los demás y conocerlos como realmente son, debemos “escucharlos con atención y con empatía, y comprenderlos a ellos, a sus vidas y sus necesidades” (Berlin, 2008: 296).

La democracia debe asegurar el pluralismo, la libertad y la diversidad. Como sostuvo el profesor estadounidense Robert Dahl una democracia tiene como principal objetivo satisfacer entera o casi enteramente lo que espera la ciudadanía. Por supuesto, esa tarea no es fácil, ya que las personas tienen diferentes intereses, preferencias e ideologías que pueden incluso llegar a ser contradictorios.  Es precisamente el objetivo de la democracia procesar esas diferencias de tal manera que permita una convivencia pacífica y satisfactoria para todas y todos. 

El pluralismo considera que esa diversidad de posturas, opiniones, preferencias, valores, identidades o ideologías no es algo negativo, sino que, al contrario, es un fenómeno que enriquece nuestras sociedades. Esa mezcla está vinculada con la diversidad, que se refiere a la existencia de múltiples características que hacen que las personas no seamos idénticas. La edad, el género, la etnia son sólo algunos factores que hacen que nos diferenciemos de los demás, al igual que nuestra cultura o gustos. Con frecuencia ciertas posturas o valores se vinculan a algunas características de las personas, generando comunidades y sociedades altamente complejas, plurales y diversas.

Las democracias reconocen y celebran la diversidad y el pluralismo. Consideran que la pluralidad de experiencias, miradas y voces es lo que hace nuestras sociedades tan valiosas y les permite un desarrollo cultural y económico pleno. También por eso pretenden que la pluralidad y diversidad se refleje en los espacios de discusión y toma de decisiones públicas.

El pluralismo nos exige evitar posturas extremas que nieguen a los demás la posibilidad de pensar, sentir o vivir de manera distinta. Por el contrario, demanda de nosotros estar abiertas y abiertos al diálogo, a tolerar y respetar a quienes son diferentes y a quienes piensen de manera diferente.  ¿Qué significa pensar diferente? O, mejor dicho, ¿sobre qué cosas pensamos de manera diferente? La respuesta a esa pregunta no es sencilla, pues pensamos en modo diferente sobre cualquier (o casi cualquier) cosa o problema. Tenemos opiniones encontradas sobre cosas sencillas y cotidianas -¿es mejor desayunar fruta o lácteos?- pero también sobre cuestiones altamente complejas -¿qué se debe hacer para acabar con la pobreza? o ¿cómo lograr la igualdad entre las personas?- entre muchas, muchas otras. Nuestras opiniones están afectadas por nuestras características (edad, género, etnia),  también sobre los valores o ideologías que tenemos y por nuestra cultura política. 

¿ERES DE IZQUIERDA O DE DERECHA?

MagicMarkers. Video de 6 de junio de 2018, 5’04’’.

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SABÍAS QUE…

Definitivamente, la pluralidad y la diversidad hace que nuestra vida sea más compleja, pero también más rica, interesante, intensa y, quizá, más humana. Se trata de reconocer que cualquier diferencia que puede haber entre nosotros: de etnia, religión, género, preferencias sexuales, lengua, cultura, ideología, entre muchos otros, no nos hacen mejores o peores personas, más o menos valiosas, o que deban tener más o menos derechos o libertades. Se trata de reconocer que los seres humanos somos profundamente diferentes entre nosotros y, al mismo tiempo, compartimos la misma dignidad, la capacidad de razonar y de empatía. Eso nos hace especiales frente a los demás animales que habitan nuestro planeta, y exige la protección y el compromiso por reconocer y respetar esa diversidad.

Todo ello requiere de amplias libertades que garanticen a todas las personas la posibilidad de participar en la vida de la sociedad. En particular, son importantes las libertades políticas, como la libertad de expresar una variedad de opiniones políticas en cualquier medio de comunicación y la libertad de formar y participar en cualquier grupo político, y las libertades civiles, que incluyen la libertad de expresión y la libertad de organización.

En una democracia, todas las personas debemos contar con la misma libertad y las mismas posibilidades de elegir nuestra vida, de participar en la vida colectiva y tener la misma capacidad de influir sobre las decisiones públicas.

LOS PELIGROS DEL EXTREMISMO

TedTalk de Zak Ebrahim. Video de marzo del 2014. Audio en inglés, con subtítulos en español, 9’09’’.

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EN RESUMEN

  • El pluralismo es una postura que valora el hecho de que las personas que integran una comunidad pueden tener diferencias en cuanto a las posturas, valores, creencias o preferencias.
  • La diversidad es una postura que reconoce el valor y la importancia de diferencias que existen entre las personas (como idioma, religión, cultura o tradiciones) y que cree que estas diferencias son naturales y positivas.
  • La libertad es necesaria para que las personas puedan expresar las diferencias de ideales, preferencias, creencias y actitudes propias de las sociedades plurales y diversas.

TOLERANCIA Y SOLIDARIDAD

Tanto el pluralismo como la diversidad que, como ya hemos dicho, son elementos clave para las democracias implican que con frecuencia estemos expuestos a escuchar ideas distintas a las nuestras, expresadas por las personas que son distintas a nosotros, que piensan diferente y que incluso muchas veces no aceptan que nosotros pensemos distinto a ellos. Es un importante dilema: ¿cuánta tolerancia requiere una democracia para poder sobrevivir? La respuesta es sencilla: la tolerancia es fundamental para poder convivir en una sociedad democrática.

La tolerancia exige reconocer que los demás tienen el mismo derecho que nosotros (que uno mismo) para expresar sus opiniones y para buscar la realización de sus intereses, preferencias o ideologías. Ello implica que, aunque no compartamos esas ideas, aunque nos parezcan equivocadas, debemos respetarlas. Y debemos recordar siempre que lo que pensamos nosotros sobre lo equivocado de las ideas de los demás, estas personas probablemente piensan lo mismo sobre nuestras ideas. En este sentido, la democracia exige un poco de humildad por parte de cada persona, lo suficiente para reconocer que los demás tienen derecho a pensar de manera diferente a nosotros.

La solidaridad es otro valor importante que caracteriza a las sociedades democráticas. La solidaridad nos pide ir un paso más allá de la tolerancia, para no sólo reconocer el derecho de los demás a pensar o vivir  de manera diferente, sino a tratar de sentir algo de empatía, de “ponernos en los zapatos de los demás”, para entenderlos y aceptarlos.

La tolerancia exige reconocer que los demás tienen el mismo derecho que nosotros (que uno mismo) para expresar sus opiniones y para buscar la realización de sus intereses, preferencias o ideologías. Ello implica que, aunque no compartamos esas ideas, aunque nos parezcan equivocadas, debemos respetarlas. Y debemos recordar siempre que lo que pensamos nosotros sobre lo equivocado de las ideas de los demás, estas personas probablemente piensan lo mismo sobre nuestras ideas. En este sentido, la democracia exige un poco de humildad por parte de cada persona, lo suficiente para reconocer que los demás tienen derecho a pensar de manera diferente a nosotros.

Nos ayuda a salir del contexto particular de cada quien, para abrir los ojos a la diversidad de personas y de experiencias, y buscar soluciones a los problemas que, si bien pueden no afectarnos directamente, dificultan la vida de los demás. De ahí la importancia de ser empáticos con lo que les pasa a los demás.

EL PODER DE LA DIVERSIDAD

TedTalk de Elif Shafak. Video de septiembre del 2017. Audio en inglés, con subtítulos en español, 21’58’’.

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La solidaridad es otro valor importante que caracteriza a las sociedades democráticas. La solidaridad nos pide ir un paso más allá de la tolerancia, para no sólo reconocer el derecho de los demás a pensar o vivir  de manera diferente, sino a tratar de sentir algo de empatía, de “ponernos en los zapatos de los demás”, para entenderlos y aceptarlos.

Nos ayuda a salir del contexto particular de cada quien, para abrir los ojos a la diversidad de personas y de experiencias, y buscar soluciones a los problemas que, si bien pueden no afectarnos directamente, dificultan la vida de los demás. De ahí la importancia de ser empáticos con lo que les pasa a los demás.

EL PODER DE LA DIVERSIDAD

TedTalk de Elif Shafak. Video de septiembre del 2017. Audio en inglés, con subtítulos en español, 21’58’’.

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EN RESUMEN

  • La tolerancia y la solidaridad son valores importantes para una sociedad democrática.
  • La tolerancia se refiere al respeto que mostramos a las ideas, actitudes u opiniones de otras personas, incluso cuando no coinciden con las nuestras.
  • La solidaridad es el apoyo que mostramos a otras personas, en especial cuando estas se enfrentan a situaciones difíciles. 

TRANSPARENCIA, CONTROL Y RENDICIÓN DE CUENTAS

Otra de las características de la democracia es que permite el control del ejercicio de gobierno por parte de la ciudadanía. En un país democrático, quienes gobiernan y quienes desempeñan funciones administrativas deben realizar sus tareas con apego a las normas (legalidad) y con la responsabilidad que implica el deber de generar las políticas públicas que beneficien a toda la sociedad. Precisamente eso, según Karl Popper, un filósofo inglés, es un elemento distintivo de un régimen democrático: el hecho que cualquier persona puede analizar críticamente las consecuencias de las políticas públicas, y que estas pueden ser abandonadas o modificadas a partir de tal análisis.

¿QUÉ ES LA RENDICIÓN DE CUENTAS?

RRC Red por la Rendición de Cuentas. Video de 22 septiembre de 2016, 5’33’’.

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Para que ello sea posible, la ciudadanía necesita contar con información suficiente y necesaria para poder conocer y evaluar las decisiones  tomadas.  La transparencia es,  en  este  sentido,  fundamental para el ejercicio de control del poder, porque permite el ejercicio público del poder y le da a la ciudadanía la información acerca de cómo se toman las decisiones, con qué motivaciones y qué fines se pretenden lograr. Al contar con la información, las personas se convierten en ciudadanas y ciudadanos informados, capaces de tomar parte en los debates públicos y participar en los procesos de decisión.

La transparencia posibilita la rendición de cuentas y el control de los gobernantes. La rendición de cuentas se refiere a una relación entre los gobernantes y los gobernados, en la que el primero de ellos informa, explica y justifica sus actos al otro, para que así este pueda evaluar y, según el caso, premiar o castigar los actos del representante. Para ello, la rendición de cuentas debe tener tres dimensiones: la informativa, la explicativa (o de justificación) y la de castigo o recompensa. En este sentido, rendir cuentas es mucho 

SABÍAS QUE…

Según Jacqueline Peschard (2005, 12), la transparencia es clave para una democracia, porque permite que “el imperio de la ley y la rendición de cuentas sean una realidad, porque ayuda a identificar puntualmente por vía de la difusión de la información, si las decisiones, acciones y políticas públicas se apegan puntualmente a las normas legales correspondientes y si los gobernantes responden ante sus gobernados, o sea, si guían sus decisiones en función de las necesidades de la población y de los compromisos que asumieron frente a ella al tomar posesión de sus cargos. Es por ello por lo que no hay poder legítimo y democrático si su ejercicio no se rige por el código de transparencia.”

más que simplemente presentar la información o los datos, pues implica la exigencia de justificar las acciones y decisiones tomadas, asícomo la posibilidad que debe tener la ciudadanía para generar correcciones y/o aplicar sanciones a quienes han incurrido en comportamientos ilegales o cuyas acciones no respondieron al interés público.

En las democracias representativas el mecanismo de sanción -de control- por excelencia es el voto. Votando decidimos quiénes van a ejercer el gobierno y la representación de la sociedad, y podemos premiar a aquellos que, a nuestro juicio, lo han hecho bien, y volver a votar por la misma opción política. Podemos también castigar cuando el desempeño de los gobernantes y representantes nos pareció deficiente, negándoles nuestro apoyo y eligiendo a otra opción política. La información proporcionada por los gobernantes, para que sea verdaderamente útil para la ciudadanía, debería ser:

  • de fácil acceso: el acceso a la información debe ser oportuno, sencillo y gratuito;
  • comprensiva: la información debe ser proporcionada en una manera accesible a toda la ciudadanía;
  • relevante: los datos publicados deben responder a las necesidades del público, evitando la publicación de la información superflua;
  • confiable: la información publicada debe abarcar toda la información relacionada con el desempeño en el cargo;
  • completa: se debe proporcionar no solamente los datos sobre el ejercicio de la cuenta pública, préstamos, subvenciones y créditos, también la información acerca de los procedimientos organizacionales, las reglas y directivas; las políticas institucionales; los análisis y las estrategias específicas; los resultados de las auditorías; y otra información relevante para la evaluación de la eficacia en lograr los objetivos.
La transparencia posibilita la rendición de cuentas y el control de los gobernantes. La rendición de cuentas se refiere a una relación entre los gobernantes y los gobernados, en la que el primero de ellos informa, explica y justifica sus actos al otro, para que así este pueda evaluar y, según el caso, premiar o castigar los actos del representante. Para ello, la rendición de cuentas debe tener tres dimensiones: la informativa, la explicativa (o de justificación) y la de castigo o recompensa. En este sentido, rendir cuentas es mucho más que simplemente presentar la información o los datos, pues implica la exigencia de justificar las acciones y decisiones tomadas, así como la posibilidad que debe tener la ciudadanía para generar correcciones y/o aplicar sanciones a quienes han incurrido en comportamientos ilegales o cuyas acciones no respondieron al interés público.

SABÍAS QUE…

Según Jacqueline Peschard (2005, 12), la transparencia es clave para una democracia, porque permite que “el imperio de la ley y la rendición de cuentas sean una realidad, porque ayuda a identificar puntualmente por vía de la difusión de la información, si las decisiones, acciones y políticas públicas se apegan puntualmente a las normas legales correspondientes y si los gobernantes responden ante sus gobernados, o sea, si guían sus decisiones en función de las necesidades de la población y de los compromisos que asumieron frente a ella al tomar posesión de sus cargos. Es por ello por lo que no hay poder legítimo y democrático si su ejercicio no se rige por el código de transparencia.”

En las democracias representativas el mecanismo de sanción -de control- por excelencia es el voto. Votando decidimos quiénes van a ejercer el gobierno y la representación de la sociedad, y podemos premiar a aquellos que, a nuestro juicio, lo han hecho bien, y volver a votar por la misma opción política. Podemos también castigar cuando el desempeño de los gobernantes y representantes nos pareció deficiente, negándoles nuestro apoyo y eligiendo a otra opción política. La información proporcionada por los gobernantes, para que sea verdaderamente útil para la ciudadanía, debería ser:

  • de fácil acceso: el acceso a la información debe ser oportuno, sencillo y gratuito;
  • comprensiva: la información debe ser proporcionada en una manera accesible a toda la ciudadanía;
  • relevante: los datos publicados deben responder a las necesidades del público, evitando la publicación de la información superflua;
  • confiable: la información publicada debe abarcar toda la información relacionada con el desempeño en el cargo;
  • completa: se debe proporcionar no solamente los datos sobre el ejercicio de la cuenta pública, préstamos, subvenciones y créditos, también la información acerca de los procedimientos organizacionales, las reglas y directivas; las políticas institucionales; los análisis y las estrategias específicas; los resultados de las auditorías; y otra información relevante para la evaluación de la eficacia en lograr los objetivos.

A partir de la década de 1970, la necesidad de transparentar las decisiones gubernamentales, fortalecer el escrutinio ciudadano y reducir la opacidad de la burocracia dieron un impulso a la generación del concepto e ideal del gobierno abierto. Esta apuesta partió de la idea de que una democracia requiere de un gobierno abierto y transparente que, por un lado, rinda cuentas y, por el otro, abra vías adecuadas de participación y deliberación, que permitan involucrar a quienes resienten los efectos de sus decisiones. Los tres ejes fundamentales para ello son:

  • Transparencia: enfocada en el fortalecimiento de la rendición de cuentas a partir de la justificación de las acciones realizadas y que se planea realizar.
  • Colaboración: entendida como la cooperación con otros órganos de gobierno, con la ciudadanía, organizaciones civiles y empresas, para aprovechar el conocimiento existente y mejorar las políticas públicas que les afectan.
  • Participación: dirigida a favorecer la intervención activa de la ciudadanía en el diseño de las políticas públicas. 

EN RESUMEN

  • La transparencia es la obligación de las instituciones públicas de informar a la ciudadanía acerca de las decisiones que toman, las razones por las que las toman, sus resultados y sobre el ejercicio del dinero público.
  • La transparencia es un elemento fundamental para las sociedades democráticas, porque el conocer la información sobre la actuación del gobierno y de las instituciones es necesario para que las personas puedan formarse mejores decisiones y ejercer el control sobre sus autoridades.
  • La rendición de cuentas es la capacidad de la ciudadanía de ejercer el control sobre quienes gobiernan y de premiarlos o castigarlos en función de qué tan bien desempeñan sus tareas. 
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